viernes, 12 de julio de 2013

Vuelta a Blogger. Gregorio: el hermano mayor que nunca tuve

Hace unos dos años que no publico una sola entrada en mi blog. Hoy viendo fotos del reciente galardonado premio príncipe de Asturias de las letras, mi paisano, Muñoz Molina, he recordado esta vieja afición mía a escribir.

Han pasado dos años, y muchas vivencias en mi vida. Hoy quiero centrar mi escrito en una persona que marco notablemente mi vida en un espacio de año y medio. Esta persona es el torreño Gregorio Fernández, no confundirlo con el escultor vallisoletano que modeló el cristo yacente de los capuchinos del Pardo.
Muchos hablan de Gregorio como un loco, una persona que va a su aire, un ácrata en resumidas cuentas. Nunca estuve de acuerdo con ellos, cierto es que Gregorio era y es una persona sin igual, muy singular, pero con unas cualidades sociales y humanas muy a tener en cuenta.

Es una de las mejores personas que he conocido, y en mis 14-15 años de edad , me proporcionó innumerables ratos de felicidad y numerosas enseñanzas morales que nunca olvidaré.
Hace unos días lo ví cuando iba a arreglar mis gafas a la óptica Jesús, enfrente del centro comercial Carrefour, y trás un cariñoso saludo, vinieron a mi mente miles de recuerdos que creía olvidados, pero que latentes, permanecían grabados en mi memoria profunda.

Muchas escuelas psicológicas modernas, creen que muchos estudiantes de psicología, estudian esta ciencia para intentar comprenderse a si mismos, y creo que Gregorio no puede haber cogido una carrera mejor, ya que es una personalidad tan compleja que sin duda merece un estudio inductivo.
Recuerdo cuando en un par de ocasiones tocamos en las fiestas en honor a San Marcos en Canena

, la hospitalidad de sus habitantes y componentes de la banda municipal, y la facilidad que tiene Gregorio y de la que tanto aprendí para relacionarse y caer bien a  las gentes de todas las latitudes y condiciones sociales.

Recuerdo su pasión por la elegancia masculina clásica y como aunque algunas de sus vestimentas (las menos) no me gustaran , sabia lucirlas y hablaba con tanta pasión de sus características o donde las había adquirido que sin duda estas, tomaban un matiz especial.

Recuerdo como me contó con pelos y señales su accidente, que a punto estuvo de costarle la vida. Pero Gregorio no estaba preparado para morir, tenía mucho que dar aún a la humanidad, y como un titán se aferró a la vida con tal fuerza que esta experiencia lo hizo crecer como ser humano y se recuperó de sus heridas cuasi mortales y los fallos multiorgánicos que los retuvieron durante meses en la UCI.

Por ultimo me quedo con un consejo, donde Gregorio hizo gala de su cordura, tan desprestigiada por muchos que nunca han sabido entenderlo, y de su bondad infinita y el aprecio que me tenía. Le mande una de las entradas de mi blog, y el me animó a seguir explotando esta faceta mía, pero al mismo tiempo, me aconsejó que esta afición no me distrajera de mi ocupación principal y mas importante los estudios, a los que el siempre ha concedido tanta importancia.

Creo que estas líneas han reflejado, algo de mis emociones y el cariño que profeso a Gregorio, y quiero que sirvan como homenaje a alguien que sin duda marcó decisivamente una etapa de mi vida, y que quizás aún no era consciente de ello.